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Champú Cabello Graso

El aceite capilar es un elemento imprescindible que protege el pelo y el cuero cabelludo de la deshidratación. En ocasiones, algunos factores pueden hacer que las glándulas sebáceas produzcan exceso de sebo dando lugar a un cabello graso. Los champús naturales para cabellos grasos ayudan a reequilibrar su producción a través de ingredientes ecológicos.

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El cabello graso es una de las principales preocupaciones en cuanto al cuidado del pelo. Puede alterar toda la apariencia, dejando el cabello recién lavado apelmazado y con un aspecto sucio.

El exceso de grasa en el cabello suele deberse a dos motivos: problemas en el cuero cabelludo o malos hábitos de belleza. Para llegar a la raíz del problema, es importante conocer cómo funciona el crecimiento del cabello.

Cada poro de la piel tiene una glándula sebácea, incluido el cuero cabelludo. Las glándulas sebáceas segregan una sustancia aceitosa llamada sebo, que le da al cabello su brillo natural. El sebo mantiene el cabello sano y suave y evita que el pelo se seque y se rompa. Sin embargo, algunas glándulas sebáceas producen un exceso de grasa, lo que da como resultado una piel y un cabello grasos.

La producción excesiva de aceite puede ocurrir por varias razones. Puede ser hereditaria, debido a cambios hormonales (pubertad o embarazo) o incluso cambios en las estaciones, el estilo de vida o el clima. La mala alimentación, el cuidado inadecuado del cabello y algunos medicamentos también pueden afectar la grasa del cabello.

Controlar el cabello graso está en las manos de cada persona. Se puede ayudar a prevenir el cabello graso simplemente manteniendo las manos alejadas de él o cepillando menos periódicamente ya que ambos distribuyen la grasa por todas las hebras.

El cabello graso también es un problema cíclico. El lavado excesivo o el uso de ingredientes demasiado abresivos durante el lavado con champú pueden irritar el cuero cabelludo y provocar más grasa.

Una vez que al cabello se le eliminan sus aceites naturales, el cuero cabelludo entra en un proceso de producción de grasa.

Algunos sulfatos como el Sodium Lauryl Sulfate (SLS) o Sodium Laureth Sulfate (SLES) pueden provocar esta sobrecarga en las glándulas sebáceas.

Estos sulfatos son muy agresivos y eliminan por completo los aceites que se encuentran naturalmente sobre el cabello. En consecuencia, el cuero cabelludo comienza a producir sebo para contrarrestar este efecto y tratar de recuperar su protección pérdida.

Asimismo, a la hora de seleccionar un champú para el cabello graso es importante evitar las siliconas.

Las siliconas son ingredientes sintéticos que cubren cada cabello con un film invisible. Aportan una falsa sensación de cabello hidratado, suave y saludable.

Sin embargo, evita que los nutrientes del champú sean absorbidos y, la mayoría de las siliconas, son acumulativas.

Esto significa que en cada lavado se agrega una capa más de la silicona al cabello. Al final, el cabello se apelmaza, los mechones se “juntan” y, a pesar de haberse lavado el pelo, se muestra graso y sucio.

Los champús naturales para el cabello graso se elaboran sin siliconas y con sulfatos suaves como el Sodium Coco Sulfate que ayudan a limpiar la suciedad del pelo sin eliminar el aceite protector.

Asimismo, algunos hábitos de cuidado también pueden ayudar a controlar el cabello graso:

  • El agua caliente estimula las glándulas sebáceas, sin embargo, el agua fría ayuda a cerrarlas. El agua fría también ayuda a cerrar la cutícula, reduciendo el daño del cabello.
  • Secar el pelo al aire libre de forma natural, o manteniendo el calor al mínimo, con la mayor frecuencia posible previene la sequedad y, en consecuencia, la excesiva producción de sebo. Del mismo modo que el agua caliente, secar el cabello con aire caliente puede estimular la producción de aceite más rápidamente.
  • Demasiados productos también pueden causar acumulación en el cuero cabelludo, dando lugar a un exceso de grasa. Si bien no es necesario dejar de utilizar cosméticos para facilitar el peinado o alguna mascarilla capilar purificante de vez en cuando, utilizar en exceso también puede provocar una producción excesiva.